Luego de 20 años de dedicación a la cardiología veterinaria, hoy puedo reflexionar y expresar con inmenso placer cómo ha progresado la especialidad.
La consulta cardiológica en aquella época solo incluía un electrocardiograma, llegándose a un diagnóstico presuntivo que podía dejar una serie de dudas.
Con el paso del tiempo la utilización del ecocardiograma bidimensional se hizo cada vez más frecuente, permitiéndonos dar respuesta a la eterna pregunta de si la silueta cardiaca observada en una radiografía correspondía a un corazón realmente grande, o era consecuencia de la conformación racial o secundaria a las dificultades de técnica que algunas veces supone un paciente inquieto.
Logramos entonces poder determinar exactamente el tamaño de las cámaras, los espesores de las paredes, la función sistólica a través de la implementación de ciertos índices, la presencia de efusiones y la detección de imágenes relacionables a neoplasias, fibrosis y coágulos.
Y fue en base a estos dos estudios complementarios que pudimos mejorar nuestros diagnósticos, pronósticos y tratamientos, llegando a ser ambos imprescindibles en nuestra práctica cardiológica diaria.
Actualmente la realización de un ecocardiograma Doppler, un estudio Hölter y la medición de la presión arterial han refinado aún más nuestra labor, disminuyendo el porcentaje de pacientes en el que no se logra un diagnóstico y pronóstico de certeza.
Sin lugar a dudas fue fundamental el rol del médico clínico comprendiendo la diferencia que implica trabajar sobre la base de un diagnóstico de certeza que nos permita realizar los tratamientos adecuados, pudiendo así estimar la progresión y el pronóstico de la patología, respecto de uno presuntivo, que solamente nos permite realizar un tratamiento tentativo, dejándolo muchas veces librado a la evolución y respuesta del paciente.
Así mismo, el lugar que ocupan las mascotas actualmente en el ámbito familiar, ha sido otro factor que posibilitó el cambio. Conocemos a su vez que sus responsables no dudan en investigar en la red cuales son los métodos existentes para diagnosticar las diferentes patologías y cómo medicarlos, consecuencia de la necesidad que tienen de verlos sanos y de estar seguros que se utilizarán todas las herramientas disponibles para lograrlo; razón por la cual es imprescindible que seamos nosotros quienes brindemos esa posibilidad.
Otro de los factores determinantes fue el avance tecnológico que posibilitó la utilización de equipos transportables y a batería, facilitando la realización de estos estudios de manera rutinaria.
Sin lugar a duda, creo firmemente que todos estos puntos han impactado positivamente en la especialidad, en la calidad y en la sobrevida lograda. Es cierto que muchas veces nos enfrentamos a una limitante económica, pero también lo es que, conociendo el camino y los resultados, no podemos aceptar más que seguir trabajando de la mejor manera posible, ya que los responsables de las mascotas así lo exigen y, por sobre todas las cosas, nuestros pacientes lo merecen.
Habiendo sido testigo y partícipe de semejantes cambios, quisiera invitar a aquellos más jóvenes, a seguir adoptando nuevos desafíos que nos permitan seguir aportando calidad de vida a nuestros amigos.